Entradas

Mostrando entradas de 2015
       En la oscuridad del averno.         Casi no puedo ver mis manos. Sé que mis pies están hundidos en alguna parte de esta oscuridad porque ocasionalmente una rata tropieza con ellos e incluso hasta los muerde. No sé qué día es, si está claro afuera o ya es de noche. Mi encierro es único y constante y mis oídos solo conocen el sonido de mis suspiros ocasionales y el de mi pobre humanidad arrastrándose por las superficies de esta celda diabólica, donde soy el privilegio de mi especie, donde el desprecio de los que viven encuentra morada absoluta.       El mundo está repleto de pecados y pecadores, y son estos los que deciden y señalan con sus dedos impíos quienes viven para arrepentirse de ellos y quienes deben pagar por los mismos. Yo entro en el peor renglón de todos, pues no creo exista castigo comparado con el que sufro sin descuido de las horas desde hace ya algún tiempo. Es mi condena tan atroz que el más valiente pensamiento en su mejor día es imposible de imagina
Constante encuentro de  voces que faltan. Vivo con los sonidos  constantes de las palabras que nunca dijiste. Su articulación me asesta al suelo como a una mala hierba. Me desborona como ceniza huérfana al viento. Me desesperan los imaginativos timbres que pudieron tener tus  "Por siempre". La calidez con que la vida  pudo haberse sentido arropada con un "Me quedo aquí contigo". O la certeza que la soledad está vencida al emitir un "Te amo". Es una sensación extraña que no se va. Que no deja de escalofriar la piel, de  sustraer mi espacio y hacer que  lleve las manos a mi cabeza. Mas cuando regresa la calma y se va el ocaso  con sus últimos tintes, ya he terminado. Levanto tu diario del suelo de muerte y dejo la misma flor de siempre... al lado de tu epitafio. 
Las ultimas letras que te escribo. Ya no quedan rastros de ti. Todo intento por rescatarte resbala  en manos sudadas por un esfuerzo inocente e infantil. Creí poder traerte de vuelta y mostrarle a tus ojos el brillo de Helios una vez más. Pero me das la espalda y tus pasos se ciñen  con más fuerza a este mundo nuevo y de falsedad,  donde ya no resaltas, sino que te vez a la vera  de las peores formas óseas. Te acorralan y carcomen lentamente sin que te des cuenta.  Estas en los brazos del Hades donde mofan tu sonrisa con sensaciones  de un cielo efímero, y las sombras deslizan sus lenguas  fuera de sus fauces cerca de tu oído, esfumándose con ojos de serpientes hambrientas. Me dueles en los huesos porque una vez estuviste tatuada en ellos. Tú visitas mis estancias cuando la oscuridad es más oscura,  y en el pecho siempre el miedo. En la noche me atrapas con la forma de mil fantasmas.  Me haces temblar donde no existe el frío. Susurras mi lecho recordando tu olvido y
Hermanita. A Yuleiska Pineda. Manantial de recuerdos princesita alada. Amiga del tiempo luz que todo lo aclara. Vienes y vas  galopando en mi cabeza te quiero todos los días ten de eso certeza. Aunque el olvido parezca ganar esta batalla siempre estas conmigo  tu nunca me fallas. La distancia me aleja de tus lagrimas y risas no te enojes conmigo te envío amor con la brisa. Años pasan y no me veo contigo, pero mi pecho lo siente somos más que amigos. Cuando no estas río porque mi corazón recuerda los momentos que espero algún día vuelvan. Estrella en el cielo de mis noches calladas brilla más fuerte hoy  pues te miro en mi morada. No llevas mi sangre y la carne no nos hata eres flecha en mi arco madera en mi fogata. Nos haremos viejos y semillas sembraremos, porque el amor existe no importa donde estemos. Y cuando mi tiempo acabe  con la muerte de visita diré que en esta vida   siempre fuiste mi hermanita.
En la calma te expresas. A Lali Narvaez. Hay silencios hermosos que  adornan tus días. Estas llena de ellos. Y que nadie por no entender lo que representas  con tu silencio te diga que estas apartada de la belleza.
Un par Dos alas blancas tus manos de niebla, flotan y se van.
Haiku de dos Mía te ves hoy como en un espejo  de reflejos mutuos .
Mi pedacito de cielo. Quien pudiera descansar en la hamaca  de su boca y bañarse en los estanques de sus mejillas. Es tan tierna y cálida que el girasol se torna hacia ella, y las mariposas la saludan, y los pájaros trinan de gozo cuando su voz articulada  se mezcla entre los lienzos del tiempo. Me apetece un bocado de su vida, pero no soy digno; ya camina en  senderos compartidos y sus manos ya no son aladas. Pero la miro, y disfruto de su obra. Me embriaga el pecho su presencia, su calor de mujer, su constante lucha  en busca de la mejor versión de si misma; se aferra a la vida con una obstinación de hierro. Observador soy, un espectador con o sin sentido, quizás un mito de las mentes ingenuas.  Puede que me mire  en ratos de ausencia y me  piense a su estilo; quién sabe. L o cierto  es que en las nubes más dóciles me encuentro recostado, con los brazos en la nuca y cosquillas en la panza, siempre con ojos en mi pedacito de cielo. 
Confieso... Que serias el ocaso perfecto para mis ojos en las tardes cálidas de Mayo.  El engranaje ideal para el espacio  libre entre mis dedos.  
A la espera. Te me fuiste entre las manos y el silencio se hacía más azabache. La noche es clara y yo la miro, la miro porque ahí pertenezco, a las sombras y a la plata de la luna. Al viaje del viento y la danza de los arboles. Volviste; y hasta creí que era cierto. Un rato, pero lo hiciste; y el alba parecía volver también. Las pupilas esperanzadas observan los trazos del bosque, pero oscura es su alma como lo es la mía, y me asustan sus ecos malditos.  Me desordeno en la espera  y me tiemblan las manos. Aún no estoy listo compañera. He de quedarme acá un poco más con mis suspiros callados, y mi soledad absoluta.
¿Ves? Qué es cierto. Que escándalo causas por un simple mordisco. ¡Uno solo! Que se escapó y se tatuó en ti y ya, así fue. Pero no, insistes en catalogar mi gesto como absurdo, atrevido e indecente. ¿Y tú? Qué hay de ti que me manejas  como la más suelta marioneta a diario. Mi cuello, mi espalda, piernas y demás  rincones de mi humanidad hacen frente ante  el ciclón desenfrenado de gestos que atracas a cada  momento en mi. Me deshojas, destajas, posees y dominas con tus encantos alados y de tridente,  y siempre terminas tu juego, ahí al verme indefenso  y exhausto con una sonrisita traviesa. ¡Ah! Sonríes. ¿Ves? Qué es cierto.
Trébol     Se escapaban como par de liebres en un interminable carrusel de sonrisas, gestos, muecas y uno que otro sustito travieso. Parecían engranar cada tarde juntos como un pacto perfecto, una especie de promesa inquebrantable para cada uno, algo así como el aliento del otro, y sin el nada.     Compartían cada espacio posible. Creo que podían danzar al ritmo de sus corazones cuando estaban uno cerca del otro; y todo parecía ir más lento cuando se acercaban, y el mundo hasta se prestaba para regalarle el más diáfano subvenir.     Los caminos para el encuentro de las almas gemelas tienen tantos vericuetos como años lleva el mundo. Difícil resulta creer que estamos unidos a nuestra persona especial por hilos mágicos atados a nuestras manos, así de extensos como nuestra imaginación, o tan cortos como nuestra suerte.     Eli y Marco eran la representación de la pureza en la tierra, eran simétricos, todo encajaba en ellos, ella con ese encanto de tangos nocturnos y él p
Espectador. Me pregunto quien soy al verte. También que reflejo ante esos ojos callados como dos estrellas que esperan el momento para brillar en los espacios que el tiempo les regala y no lo saben. Se me hace arduo el analizarte a diario, pero es dulce ser atrapado por esa red de incertidumbre que te arropa y deshoja lentamente, a veces sin un final feliz. Acepto que me encanta mirarte, pues soy bueno haciéndolo, e imagino la mejor versión de ti en las cosas que haces. En el vaivén de tu cuerpo por los espacios del viento, en tu risa entre la gente, con el estilo de un alma libre pero insegura a la vez. Pareces una criatura nocturna, paciente y expectante, a la espera de lo increíble y con el ticket de lo fantástico en las manos. Te aburren los sueños de soñadores comunes y aún no sabes el deleite que es verte callar un sueño y hasta una sonrisa. Aunque no lo creas, tu silencio me dice mas que tus palabras, y redacto en mi mente la historia que pue
Erol Cuando la creación es sublime las palabras solo resbalan por  la superficie de su divinidad. Bañan cada espacio en un constante  fluir de sensaciones, quizá producto de su esencia misma. Deleite es verte dibujar al mundo  pequeñas lunas con todo y sus  cráteres, y el se ríe de ti porque  acaricias sus mejillas con gestos de algodón y no entiende tu  esfuerzo por detener la arena de su gran reloj, fluyendo y llevando consigo pedacitos tuyos que  quien sabe regresen algún día. Te pienso a veces como pienso  todos los días. Pequeño recuadro en mi sala favorita.  Adornas y recreas un campo de margaritas y de miel virgen en labios ciegos y obtusos. No desistas en inmiscuirte en los asuntos del pensamiento, que ya es asunto tuyo  devorarlo y moldearlo una y otra vez más a tu antojo, pequeña depredadora pacífica.  Vive en cada día como una abeja en la flor o una gota en alguna planta olvidada. Sin olvidar tu puerto, regresa algún día; y en la vuelta a tu e
Verdad ¿Para qué mentirle al corazón  si en cada latido lo siento? Es mi brújula y tormento  en mares de noches frías. Es la luz que el sol envía  a colarse en ranuras del olvido. Eres tu que no has perdido  el camino a mi alegría.
Inmersión En ocasiones pienso que no te merezco. Que eres tan grande que mis manos no alcanzan  a tocarte, rozarte, allá entre tus tintes de auroras. Me retiro a lugares desconocidos, fijando la mirada en distintos lares del tiempo, siempre con ojos de insuperable tristeza. No me apetecen los placeres de este mundo repetitivo, negro, carente de almas doradas  y asqueado de esclavos de lo inservible. He de alimentar el regalo divino, el ánfora de nuestro inicio, la bóveda de nuestro ser, para dar sentido al viaje eterno, para llevar conmigo un propósito de muerte. 
Allí yace todo. Tu mirada. Par de estrellas tímidas en un pasillo distante  que invitan a ser conocidas. Ahora tu rostro. Tu rostro es  donde Dios quiso hacer saber que la alegría existe.
¿Hasta cuando? Ya me cansé de las cortezas de arboles comunes. De las hojas de papel, la arena húmeda, y del concreto de las calzadas de cada una de mis estancias. ¿Donde está el lienzo natural de tu piel cuando  mis dedos claman expresar el mejor trabajo que conocen? ¿Acaso seguirás negándome el derecho de atracar en ti  este enorme tifón de expresiones del alma? Ya mentir no sirve de nada, al notar que tu esencia no te pertenece más,  y que clama ser bebida por el monstruo de los deseos recónditos. Si te parece bien, propongo explorarnos juntos;  y allí donde las sonrisas dejan de ser tímidas,  que tal si dejándonos llevar, hambrientos de ideas nuevas... nos conocemos.
Que así sea. En estos días de constantes vericuetos,  deberíamos arroparnos más con letras que con brazos; fortaleciendo el camino  del corazón, y no del cuerpo .