Más allá de las orillas.

-Pero, ¿nos volveremos a ver?- La pregunta casi no quiso salir de los labios.
-Si has aprendido el valor de la presencia de las cosas, a mirar, escuchar y sentir más allá de las orillas, sí, claro que volveremos a vernos. Todo es posible si tú lo crees- Media sonrisa acompañó el final de las palabras.
Un frío invernizo cubría la mano sostenida. Las cortinas de sus ojos cayeron también en un silencio piadoso.
En el cuartico que daba hacia el final del pasillo, una sola figura poníase en píe y recogía la chaqueta. Cruzó el dintel y cerró la puerta detrás suyo, dejando en el ambiente solo el eco de  sus Chase Vonge bien lustrados. Las manos en los bolsillos tamborileaban las llaves.
Abrió la puerta del puesto de al lado de su coche primero, como siempre hacía. Luego solo condujo sin saber dónde. 
Para cuando se detuvo, el clima era gris, como de lamentos de ángel, y en sus ojos la lluvia parecía nacer. Eran casi las cinco cuando el teléfono sonó. 

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