Alumbramiento

El ruido se aferra a mis oídos
y dentro crecen los vientos de tormenta. 
La ciudad enciende las llamas hostiles, 
que devoran
consumen... sin tregua.
Entonces, cuando ya soy ceniza y mis formas pertenecen al viento,
revivo en la calidez de la luz.
Como un parto de realidad cegadora,
con alas nuevas salpicadas de oro y plata. 

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