Poema inerte.

Aunque nunca me leas aún aquí te escribo;
las palabras traviesas escapan de mi mente,
tal vez el pensarte todavía conmigo,
me hace verte menos ausente.

En mi morada humilde, callada y austera,
todavía se escuchan tus ultimas risas;
como quien no quiere a veces quisiera,
desboronarme, salir huyendo en la brisa.

Mas cuando la razón vuelve a mi pensamiento
y ya no eres digna de mis horas,
le cuento al gato, a los libros, al viento,
no pasa nada, pierde el que más añora.

Y de añoranzas tu has de saber más,
pues lo mejor de ti se quedó conmigo;
nadie ha de quererte ni te querrá,
como quien te escribe y no está contigo.

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