Dime.

-¿A qué sabe?- le preguntó como queriendo que no la escuchara.
-¿A que sabe qué?- si lo escuchó.
--Tu amor. ¿A qué sabe? Digo, debe saber a algo. Amarte debe saber a algo. Dulce o tal vez salado no sé, pero quererte más allá de lo contemplado debe saber a algo. Yo creo que todas las cosas tienen sabor y confío en que el amor también, y ahora que lo pienso y que por fin me he atrevido a perseguir el camino de migajas que me has dejado para quererte, quisiera saber a qué sabe. Dime...¿A qué sabe? Anda dime...¿A qué sabe?-
-A casabe.
La respuesta fue acompañaba con una sonrisita traviesa que descortinaba su hoyuelo izquierdo. Después de este gesto no pudo retener la risa que se arremolinaba en sus entrañas. Lo había jodido, y de la manera más sutil.

Comentarios

Entradas populares de este blog