Si la pequeña lumbre hablara.

Danzas ahuyentando las sombras
que inamovibles cubren mis estancias.
Gimes con el viento en sus intentos
 por arrebatarte la vida.
Mas tú no mueres nunca, no
 tú siempre sabes renacer cual fénix astuto.
Te duermes donde el pensamiento
no alcanza a posar las manos
y de noche surges con tu vestido de atardecer mortecino
ahí donde busco la paz, donde los valientes lustran sus escudos y afilan las lanzas.
Donde los lobos huelen sus víctimas
y los ojos batallan ante un color maldito.
Ahí danzas tu damisela efímera, callada ante mí que solo soy uno.
Me ves expresarme y a veces desvanecerme contigo cuando comienza el día.
Eres fiel testigo de todas mis versiones
y sin embargo callas por siempre tus testimonios.
¡Oh! Si la pequeña lumbre hablara.

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